Hace 10 años, un pequeño grupo de emprendedores argentinos da inicio al primer y único establecimiento dedicado en un 100% a la producción de trufa negra. En 50 hectáreas situadas en la provincia de Buenos Aires, encuentran un suelo con el pH específico y la calidad calcárea ideal para el cultivo de tan delicado fruto. Los cuatro expertos dedicados exclusivamente a la cosecha son los responsables de encontrar y obtener estas preciadas joyas que este rico suelo provee, a los pies de robles, avellanos y encinas.

La trufa negra, considerada en la gastronomía internacional como el diamante negro, es uno de los alimentos más cotizados del mundo. Se trata de un hongo comestible que yace en las raíces de ciertos árboles, haciendo una simbiosis con ellos, tomando el azúcar que los árboles producen naturalmente y los nutrientes que la tierra aporta. En otras palabras, es una verdadera delicatessen que se consume o marida para así potenciar y alcanzar la excelencia gastronómica.